A todos aquellos que tengan algun tipo de estima en mi corazón les albergo deseos chingones, como neuronas reproductivas o unos patines.
Les deseo muertes horribles a todos mis enemigos y a la gente que me cae mal.
año feliz
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El segundo vodka tonic siempre resbala mejor. Sin importar los porque ni los como aquí estoy, tomando solo en la barra del bar de Sanborns. Un pequeño hombre en sus cuarentas, de saco rojo y moño negro me ofrece sus clichés. “Que hace un joven como usted aquí tomando solo”.
La respuesta que pasó por mi mente fue: Estoy loco, no es la primera vez que lo hago, como olvidar ese bar en la condesa, música de moda y yo, un periódico y mojitos. La respuesta, solo pude recordar la mejor del catálogo – “Necesito un trago”—“No me diga, trae problema de faldas”—“Sí”—“No me diga”.
Que risa! El que es protagonista de la serie de tv prison break cayó merecidamente en una prisión real por tres años. Que buen pedo. A los columnistas de la secciones de espectáculo gringos les ha de haber estallado la cabeza. Siempre desviviéndose por el encabezado más “ingenioso”y shockeante. Tal vez algunos decidieron renunciar a sus puestos o suicidarse habiendo perdido el sentido de sus vidas con el pináculo de la ironía inironizable.
FREE MUSIC!!!!
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En fin, un alma utilizó su sábado en la noche para ver películas conmigo, como estábamos temáticos, pues de terror.
De aquí se despeña el tema de esta noche… Koreans.
Si, son más que unas criaturas adictas a la tecnología el karaoke y al “dancing arcade”. También tienen junto con los nipones una de las mejores y crecientes industrias cinematográficas en el mundo.
Me cuesta un chingo “agarrarle el pedo” en las películas coreanas a todo lo que involucra a los personajes. Honestamente durante casi la mitad de la película pensé que las dos protagonistas eran gemelas, todos son una abundancia de caras, complexiones, cabellos y voces igualitas. I’m Korean blind! Uno pensaría que los nombres ayudan, pero no. Bae soo-mi? Bae soo-yeo? Eun-Joo? Yo solo entiendo de juanes, michaels, dymitris, bueno hasta svyenwsöns. Y por otra parte, la narrativa siempre tiene un papel predominante, todo tipo de twists y viajes temporales, lo que sube aún más el grado de complejidad.
Luego de pasar la difícil prueba de identificar a los personajes, entender sus motivaciones no resulta más sencillo. La brecha cultural a veces es muy grande, cito a Oldboy: SPOILER WARNING ** “Tu lengua embarazó a mi hermana” y por eso te voy a encerrar e hipnotizar durante veinte años para hacer que tengas una relación sexualmente enfermiza con la hija que te robe.** Que chingón!!
Me emociona que ya sea tan importante el cine oriental, estoy harto de los re-makes, las secuelas, la nueva adaptación de tal novela clásica occidental. Vete a la verga Hollywood.
La hegemonía Gringeuropea, se mantiene en buena parte por el yugo cultural sobre el mundo.
Que pasó con esos franceses y rusos de la interguerras? You pussies. Lo bueno que a los amarillos no les da miedo y buscan ser el contrapeso y la guerrilla por las almas de las personas.
Aquí en méxico nos tenemos que conformar con algo así como el ezln.
Ahogándome en un mar de vómito
Robo desesperadas bocanadas
De una atmósfera repleta de mierda de toro
La única salida de emergencia es esa diminuta puerta
Que me lleva al mundo onírico
Donde todavía algo tiene sentido
No me dejes salir de este trance
Te lo suplico
Sí, quiero pegamento, para aspirarlo
Y con mi nueva lógica negativos
Hacerlo todo desroto. La La La La
La La La La La La La La La La La La La La La La La La La La La La La La
Sentada dentro de un vagón, su oído, órgano involuntario (como su corazón), continuó con la labor de recolección de miles de conversaciones simultaneas, algunas definidas, en combinación o solas. Una tarea de horas que reportaba informes secretos, aún para ella misma. Más allá del murmullo, como parte de su misma esencia, se entrelazaba una melodía con un poder de ingravidez irresistible que la transportaba fuera del mundo. A una muerte sin pensamiento, una desesperación que se transfiguraba en tranquilidad, pero siempre con la melancolía de la inexistencia.
Así, flotando entre esas nubes, daba trámite a la rutina. Llegar a ese ancho edificio gris, mostrar su gafete, subir las escaleras oscuras y atravesar el umbral, que revelaba la insoportable visión de un laberinto de cubículos y la desarmonía de un nuevo murmullo que la arrancaba de las manos de la ingravidez. Sintió algo muy parecido al pánico e incapaz de sobrellevarlo, cambió el ángulo de sus pasos y continuó.
Abrió una nueva puerta y se introdujo a su santuario blanco-amarillento, evitando verse en el espejo. No por lo que Rosa llamaba “su deformidad”, si no por evadir otra serie de complicaciones, que de contar con mejores argumentos llevaría el nombre de cliché. Librando el acertijo del espejo, se le otorgo el paso a otro, mucho más confinado y sagrado, santuario.
Una vez más sentada, pero esta vez en el regazo de su santuario, miró el reloj y resolvió que podría estar ahí unos buenos quince minutos sin peligro. Sistemática y profesionalmente se sumergió en sus pensamientos para cuantificar su meta. Una actividad que realizaba diariamente y que sin duda le ayudaba a llevar a cabo el dificilísimo “un día más”. En su cabeza se sumaron días meses días años cheques, revisó nuevamente el reloj… esta actividad le restó al menos cinco minutos. Sin embargo, volvió a hacer todos sus cálculos con mucho más cuidado y mayor precisión.
Sintió unas gotas chapoteadas que refrescaron sus nalgas. Miró el reloj. Sacó su celular del bolso de mano y navegó hacia el registro de llamadas que llevaba algunos días inmóvil, deteniéndose en cada uno de los escasos números que había recogido su aparato.
Casi sin querer su mente naufragó hacia esos pensamientos que no debían ser pensados, no ahora. Sacudió su cabeza y miró el reloj.
Mientras introducía la llave en el cerrojo de su casa, una sombra fue creciendo en frente de ella, una informe masa de contraste que reptaba a sus espaldas y en frente, durante su desarrollo, se movía ligeramente a un lado haciéndola testigo des sus intenciones, unas llaves caen, se detenía.
- ¡Ay Dios!... Don Atanasio, no me ande asustando así, no ve que me pongo amarilla.
- … Disculpe Rosita, vengo a advertirle.
Sentada en el piso de su opresiva salita, recargada la espalda contra este muro especialmente frió. Recibía en todo su cuerpo la luz blanca pálida del foco ahorrador de luz y su rostro casi diáfano denotaba, no miedo ni angustia, aguda preocupación.
En esta habitación con Rosa sentada ahí, el tiempo era absoluto e infinito, un parpadeo y apenas llegaba un aroma de una de las dos habitaciones en la casa, la que no era suya. No se atrevía a mirar, pero su mente se permitía soltar una lágrima por su abuela, una anciana sefardita de 104 años y Leon, su cuervo entrenado, cuyo excremento no limpiado desde hace varios días llenaba el lugar de un olor agrio y pegajoso. En otros tiempos a esta hora, la abuela, con su mal humor, su nariz de albóndiga y su carisma, llenaría a Rosa de historias inconexas de héroes y sufrimientos en pasados poliformes llenos de un orgullo que solo se puede alcanzar después de los cien y ella, en condescendiente ignorancia renegaría alegremente de Spinoza y Maimonides.
En ese cuarto ya solo hay dos cuerpos, peores que muertos. Cuatro impasibles ojos vigilantes en la oscuridad, sin conocer descanso. Pieles de cartón, huesos de yeso, pelos de paja y un corazón oscuro.
Su pulso se acelera insosteniblemente cuando se forma en su mente la imagen de lo que existe en esa pared especialmente fría, lo que se encuentra depositado en la oquedad de esa pared, especialmente fría. Sus ojos se dilatan y lucha.
En otro lugar, un hombre se quema con un té demasiado caliente, maldice.
- … Si dos piden, que Dios no lo cumpla.
La luz negra que intentaba alumbrar los a los pasajeros hacía del suéter blanco de Rosa un elemento eléctrico y molesto. Lo mismo pasaba con los dientes del deprimido grupo que se transportaba aquella noche por la ruta Indios Verdes en la unidad 06756, bajo el comando de Juan “Goyo” Gutierrez (uno de sus compañero pensó que Goyo iba más con el apellido de Juan). Se podían ver bocas sin destellos y es que en esta ciudad estos problemas físicos banales son pasados por alto, olvidados y sufridos. ¿Cómo evitar tal espectáculo? Existen esas situaciones en las que el atrayente asco invita.
Rosa se esforzaba, ladeaba la cabeza tratando de olvidar -por medio de la tortícolis y la visión de infinidad de charcos moteando la calle- este glorioso conjunto de caries iluminadas y de majestuosos puentes. –‘¿Porqué me tuve que subir justo en este?’ Obviamente prefería el desgaste psicológico causado por sonrisas vagamente humanas, que tener que levantarse del asiento y obligarse a mover sus varicosas piernas por el pasillo para tomar otro transporte. Veinticinco minutos después apretaba, siempre con gran desconfianza, el que sólo llamaré botón de bajada a falta de conocimiento del argot.
–‘Uno nunca sabe quien o que estuvo tocando ese botón-’.
Caminó las 8 cuadras entre la parada del camión y su casa. Cada paso significaba un dolor punzante en la parte trasera de los muslos. Sin embargo sus pies nunca titubearon cuando era su turno de saltar hacia delante y cubrir su mísera distancia. La uniformidad de las casas, una junto a la otra, creaba un efecto de túnel interminable. Agitaba sus caderas de un lado para el otro con la intención de crear movimiento a su alrededor. Era una visión típica de su colonia, vacua igualdad. Parecía que nadie vivía ahí, siempre había un silencio sepulcral y lo único que se oía era una televisión, por supuesto.
Rebusca las llaves en su bolsa de mano negra, saca un par de artículos antes de poder encontrarlas. Un llavero simple de metal y una argolla de alambre de la cual cuelgan tres llaves. No tenía muchos lugares a los que ir. Ni mucha gente con la que hablar.
Muchas veces pienso que el nacionalismo es una prostituta, sin ganas de ofenderlas. Más si vemos con un puchero en la boca como nos adoctrinaron desde niños con una desfachatez de quijadas abajo. Todavía se sostiene que fue necesario, había que unificarse, en especial en europa donde había que mantener a la creciente población y fue una piedra indiscutible para el progreso. Todavía se sostiene.
Del que desconfío es de ese progreso, si… ya se que somos 6 mil millones y que las cirugías las hace un robot; pero siempre hemos sido una sociedad (crecientemente) injusta y llevamos décadas yéndonos a la mierda. Y seguimos sentados esperando a que la tecnología nos salve. Yo todavía tengo los dedos cruzados. Tal vez ya deberíamos empezar a olvidarnos de esa sandez llamada nacionalismo. Y no, no es necesario, y sus frutos están empezando a oler mal.
La razón por la cual hablo con resentimiento solo es que amo al gran hermano, no puedo dejar de sentir un sincero alivio y un dejo de felicidad cada vez que méxico le mete un gol a estados unidos. Seguro podemos encontrar mejores pretextos para ponerse pedo.
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