miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los Detectives Salvajes



La genialidad de Los Detectives Salvajes se goza y se va descubriendo poco a poco, mientras Bolaño  construye con paciencia, sensibilidad, creatividad y buen humor.

Por momentos mientras leía, no podía si no pensar en Cortazar, tal vez este libro era la respuesta chilena a Rayuela, los paralelos - para el que se dedique a listarlos - sobran, para mí la mayor semejanza es que Bolaño también busca la complicidad del lector, le da un papel activo, tal como intentaría Cortazar con Rayuela. Sin embargo más allá de esto, acabé convencido de la voz única de Bolaño, una novela necesaria y perfecta de la literatura latinoamericana. Arguyo que Cortazar es un escritor más natural, un artista; Bolaño es un arquitecto… salvaje.

La historia comienza con las entradas en el diario de un muy joven aspirante a poeta y los relatos de su encuentro con un abigarrado grupo de jóvenes poetas mexicanos avant garde, que se identifican bajo el mote de los “real viceralistas”. A través de estos textos confesionales se introducen cada uno de los integrantes del grupo de poetas y el ritmo de la historia, por supuesto a Lima y a Belano, mexicano y chileno, los fundadores y líderes del “real viceralismo”.

Durante la siguiente parte del libro el lector va recogiendo testimonios de cantidad de personajes por un lapso de 20 años, sin ningún orden cronológico claro. Se vuelve el lector un detective inexorable, que por medio de estos testamentos va construyendo el rompecabezas de las vidas de Lima y Belano a través de los años. Siempre de manera indirecta, a veces tan solo una sugerencia, una sospecha.

Cada uno de los testimonios es una pequeña (o no tan pequeña) historia en si mismo, lo más impresionante aquí del trabajo de Bolaño es su altísima habilidad mimética, camaleónica. Rara vez cuestioné la veracidad de alguno de los narradores, ya fuera una anciana, una joven, un gordo, un homosexual, un feo, un poeta, un abogado, un español, un mexicano, un chileno, o un largo etcétera, cada uno tenía una personalidad convincente y un contexto cultural creíble.

La genialidad de los Detectives Salvajes no queda en la proeza técnica o en los formalismos literarios, triunfa también como un texto que explora ideas elementales de nuestra humanidad. La historia semi-autobiográfica (Belano-Bolaño), sigue a estas dos personas, que deciden vivir la vida desnudos, libres y con sensibilidad artística; la vida les responde con la brutalidad con la que suele hacerlo. Del final no puedo decir nada, solo que ese pequeño tercer capítulo lo es todo para el libro, sería muy poco sin él.

martes, 5 de junio de 2012

Sentido - 1

Entonces tenemos a esta porción de materia exótica, auto-replicante y conciente. Confinada a un espacio que ocupa moviéndose como en instantes fotográficos entre el espacio y el tiempo. Recluida en una brutal frontera que lo separa, primero de lo que no es conciente y luego de lo que no existe. Así se mueve por el universo hasta que inevitablemente esas fronteras se colapsan o desaparecen y deja de existir lo que fue conciente, por lo que se vuelve inconciente también. 


En medio de todo esto, esa materia se manifiesta y emite unas señales que transgreden esas fronteras brutales. Esas señales huyen, escapan como poseídas, frenéticas hacia un inmenso infinito. Viajan a través de lo extraño y lo inconciente, para luego, tal vez con algo de suerte, transgredir otras fronteras parecidas. Así es como dos cápsulas concientes y existentes se unen de algún modo por algún momento, a través de un infinito. 
Se postula la siguiente idea, que en ese vínculo endeble e insuficiente está el sentido de la vida; en la otredad, en esa comunicación mística. Pero ese puente esta desfigurado y transfigurado, es intermitente, es incomprensible y es demasiado somero. De aquí puede partir la elaboración lógica de que el sentido de la vida es el arte, la construcción de un gran puente, magnifico y donde caben todos. 
Pero que puede ser el arte, si no un gran consuelo, un bellísimo consuelo. Cuando lo único que queremos es incluir todo el infinito en nuestra pequeña cápsula.

viernes, 25 de mayo de 2012

Sobre Protestas Públicas y Voto Útil - Parte 2




 La protesta pública / marcha en si fue poco impresionante, hasta algo aburrida - se sentía a algo así como llevar serenata con mariachi – lo que cuenta es el detalle, no la música. Se entonaban porras deportivas sin cesar solo intercambiando los términos necesarios para la ocasión, combinado con el ocasional júbilo y la adrenalina de “pertenecer”. Rodeado de frases romantiquísimas y sentir que estas haciendo algo relevante, algo que te enaltece. Todos queremos “ser parte”, todos queremos participare en “algo más grande que nosotros”; bien, pero no olvidemos que también tiene que significar algo, como fenómeno, en nuestras vidas.

El fenómeno que todos perseguimos (supongo) es que los seres vivos tengamos la oportunidad de perseguir la felicidad y tratar de encontrar propósito y sentido a nuestras vidas. OK. Me fui muy lejos, tal vez, pero no es posible perder esto de vista. ¿Qué, de las cosas que hacemos, realmente nos llevan un paso más cerca de nuestro objetivo, o remueven las barreras que nos hemos impuesto?

Esa es la segunda razón por la cual generalmente no atiendo a manifestaciones públicas, pienso que el avance es tan marginal que no vale la pena, los movimientos sociales generalmente sucumben ante nuestra forma natural de organizarnos; no pasa nada; nada nunca cambia. ¿O si? Parece que en términos cuantitativos si, pero cualitativos no.

Irle a gritar a Televisa sus verdades a su casa supone generar una voz diferente que contradice el dogma televisivo, y aprovechando el momento de atención electoral, supone una voz grande. Parece esto suficientemente loable y digno de intentar. 

@sergioem (foto)


La otra parte del discurso de protesta se reduce a si se cree en el voto útil o no. Utilizar el voto para elegir una parte de la oligarquía partidista, tan solo para evitar que su secta más diabólica gane mayor influencia. ¿Vale la pena validar un sistema que tanto nos perjudica para evitar su peor cara? Por lo pronto me inclino por apagar este fuego inmediato, solo para no quemarme.

jueves, 24 de mayo de 2012

Sobre Protestas Públicas y el Voto Útil - Parte.1


El sistema de gobierno en México es tan difícil e inaccesible, que solo con mucha imaginación se le puede definir bajo términos como “política” o “democracia”.  México es dirigido por una oligarquía de partidos convenenciera, sirviendo su propio interés, y que se esparce metastática, enfermando a todos los sectores de la sociedad.

Esta oligarquía solo obedece a un amo, a una hidra de mil cabezas, mutante y que nadie entiende. Tal vez le quieras llamar: “corporaciones sin escrúpulos”, “sistema global financiero”, “máquina de guerra norteamericana”, “jefes del narcotráfico”, “el chupacabras”, “los masones”, “lords del petróleo”, o  “los menonitas”. Yo le llamo el dios dinero, por decir algo.

El miércoles pasado participé en una manifestación pública de protesta. Generalmente me abstengo de este tipo de eventos, primero por que las más de las veces surgen fruto de la mentada oligarquía, tratando de cuidar sus intereses o empujando alguna lucha intestina; mi segunda razón la discuto más tarde.




Bueno, este movimiento de protesta se antojaba muy diferente, un movimiento con credibilidad. Es decir, es fácil constatar que surgió por volición propia de la sociedad civil; un grupo de estudiantes encendió el movimiento obedeciendo impulsos propios. Claro, estos impulsos propios no son libres de crítica, yo les dedicaría el siguiente cartel:  





 Más allá de la burla, estos impulsos no dejan de ser legítimos y genuinos.


Otro aspecto que hace especial este movimiento, y que he evitado mencionar hasta ahora es el “¿Qué?”.

 Un movimiento que se manifiesta en contra de los medios de información.

¡Bravo!

Denuncia la descarada manipulación de la información, los contenidos de bajísima calidad y el comercio de su tendencia. Sobre todo de la televisora nacional, seguida con fervor religioso por la basta mayoría de la población, adoctrinándose en sus preceptos de consumo, banalismo e intolerancia.

El siguiente paso es preguntarme ¿La televisión vuelve a la gente idiota? O ¿La gente es idiota y simplemente la televisión les da lo que quieren? Pregunta obtusa, como la del huevo y la gallina, esto ha sido una evolución basada en la retroalimentación; el motor es el egoísmo y la meta la explotación.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Las Mil y Una Noches

No se porque creí que sería diferente, un equivalente de mi fantasía adolescente en la que viajaba durante un año a un bunker remoto en la Antártida a hacer plomería; un anhelo que se me antoja común en la juventud contemporánea. Solo que en mi fantasía exacerbaba mi alcoholismo como un beatniks, revolcándome en sucios bares con sucias rusas llenas de ladillas. En mi fantasía pasaba horas perfeccionando la suite popular brasileira de Villa-lobos en la guitarra, sentado en un miserable cuarto y sin luz; solo salía para cachar la matinée de cine alemán mudo de los 20s y luego me perdía por días en igual de arcanos libros maravillosos que no existen o que nunca voy a entender. Desde luego al final del cuento me encontraba conmigo mismo y salía siendo un Siddharta cualquiera, encontrándole sentido a este pedo de mundo o de menos dejando un legado que inspirara a generaciones futuristas.

Después de un mes en mi prisión de arena, o como le digo de cariño: el mundo de cabeza, Arabia Saudita; cada vez más se transmuta en la versión maldita de mi fantasía, pero sin una gota de alcohol, sin una gota de cine o de guitarra, solo mi certera dosis de nada que tanto anhelaba. Hoy pasé la tarde escuchando un loop de música de Mahler en youtube, viendo un maratón de Tom y Jerry de los ’50 en mudo. ¿Será esto una señal, estaré cruzando al otro lado?

Me levanto temprano todos los días para ir a tratar de convencer de idioteces a idiotas, a veces con tantas ganas que empiezo a creer que eso es la realidad, pero luego paso las noches nostálgico escuchando a los Caifanes, tratando de recordar detalles de cuando tenía 15 años y me pregunto si alguna vez ha habido un yo más real que ese, tan absurdo, tan incompleto, sin miedo a la muerte, sin miedo al infinito.

¿Qué pasará al final de esta sima en donde se amontona el aburrimiento, el síndrome de abstinencia, el aislamiento cultural y los idiotas? En el hotel hay larguísimos pasillos tapizados de alfombras con patrones rómbicos y semejanzas rococo, ¿qué tanto me falta para recorrerlos con un hacha gritando “here comes jonny”? Afortunadamente traigo conmigo las obras completas de Dostoievsky y se restablece mi salud mental., aunque aún lucho con el deseo ridículo incontrolable de salir a comprar una guitarra aunque sea para los cinco días que me quedan aquí


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