Desde hace como cincuenta años, 'la
economía' siempre ha sido el primer tema en la agenda electoral de
todo país que no se encuentra en guerra (civil, contra las drogas,
etc). En perpetuo estado de deterioro captura las aprehensiones de
los ciudadanos del mundo, siempre hacemos más, por que queremos más,
pero tenemos menos... en general.
El escenario se repite por doquier: se
aproximan las elecciones en el país Epsilón, y 'la economía' no va
como habían predicho los economistas.
La mitad de los votantes estan a favor
de que se aumenten los impuestos a los más ricos, para aliviar el
déficit. La otra mitad por el contrario quiere que se reduzcan los
impuestos a los mas ricos para que estos se sientan incentivados a
inventir sus amplios recursos en el país y hacer crecer 'la
economía'.
La mitad de los votantes estan a favor
de que se imponga un impuesto a las emisiones de dióxido de carbono;
para mitigar el desastre ecológico y aliviar el déficit. La otra
mitad esta en contra de tales impuestos hacia la industria, no ven que los Chinos nos
van a comer vivos – a ellos les vale un carajo el medio ambiente -
hay que pensar en la competitividad.
Claro que todos tienen razon, es por
que las cosas estan hechas para que no funcionen. No es posible tener
tal nivel de integración y dependencia económica entre las naciones
y no tener la misma integración en las políticas que nos rigen.
Necesitamos un gobierno mundial (y de
ser posible una sola moneda de cambio), realmente representativo,
nada parecido a la pantomima conocida como la ONU. No digo que los
gobiernos o las politicas locales sean adecuados en ningun lado en
particular, o que estos sistemas sean necesariamente escalables. Sin
embargo debemos empezar a pensar como hacerlo, y sobre todo como
balancear adecuadamente las necesidades locales con las mundiales.