jueves, 21 de febrero de 2008

Momentos Pasajeros.

Tengo muchas ganas de tener una mascota, tengo unos peces, que además de ser adoptados, no cuentan… solo le dan movimiento a mi cuarto.

Hay algo decididamente terapéutico en querer a un animal. Es querer a alguien sin complicaciones. El efecto radica en la sencillez.

Hay amigos a los que puedes querer casi como a animales, pero nunca es lo mismo, son criaturas demasiado complejas, siempre hay que guardar alguna distancia (claro que los amigos humanos tienen muchos otros pros).

Los animales no deben ser la única medicina para el sociópata o el misántropo, bien lo supieron el grizzly man, “la señora loca de los gatos” o ciertos individuos que según sus propias palabras “hacen el amor con delfines”.

Tal vez deban considerarse otras opciones como la vida entre lagos y montañas.

1 comentario:

Crynus dijo...

Si no me equivoco, Rudyard Kipling dijo:
"Aquel que no haya amado a un animal, tiene dormida una parte de su alma"

Me imagino que el término animal no había sido concebido aún para nombrar personas de bajos principios.
No lo mal interpreten porfavor, está chingón así no'más.