lunes, 1 de septiembre de 2008

Cuento Corto I

--- Lo escribí hace varios meses para un concurso en lengua inglesa. Lo traduje recientemente al español. El resultado:---

Teresa y yo estamos tomando vino barato en un pequeño figón en el sur de la ciudad. La telefonee hoy en la mañana tratando de saciar una melancolía que llevo arrastrando desde hace días. Teresa siempre me hace reír. Es la primera vez que la veo en todo un año, a veces hablamos horas de futuros personales siniestros, llenos de pesimismo. Tratamos de demostrar algo de valentía, reírnos de la muerte y de nuestros miedos. En realidad, es un conjuro temeroso para ahuyentar el mal, para sentirnos mejor por nuestros presentes.

No se habla mucho, más que ese guión que tenemos programado para amigos casuales, fingiendo interés en lo que ocurre en nuestras vidas diarias. Después de algunos minutos el lubricante social comienza a hacer efecto. Teresa se ve joven, con los rayos de sol resollando en su piel y el cabello negro que cae sobre el otro lado de su rostro la enviste de misterio.

Me pregunta si traigo conmigo algo de coca. Confiesa incidentalmente que gusta de todo tipo de drogas y que las usa regularmente, le contesto con un chiste.

- ¿Y porqué te haces tanto daño? Lo sabes ¿No?-
-No se, pausa, no puedo ver las consecuencias de mis acciones. Me obligo a no verlas, creo que es lo más apropiado, algo importante que se espera, algo que impele.-

Reímos. Le tiemblan las manos. Esto ya es progreso. Reímos un poco más.
Al parecer hay un partido de futbol en las proximidades. Se acaba el vino y decidimos caminar hacia el estadio para hacernos logotipos de los equipos en las mejillas y comprar cigarrillos chinos, ambos encontramos la consistencia de la pintura de plomo muy agradable.

El éxito en la misión nos invita a descansar en los jardines de un parque, en donde se desarrolla una incoherente discusión sobre la marcha de las puestas de Sol con las variaciones estacionales y su relación con la fecha de nacimiento del cristo y los dioses egipcios.

Soplamos humo intermitentemente con nuestras manos apoyadas en el pasto. Jugamos a buscar tesoros entre los arbustos. “Hormiga atrapada en dulce de chile” le gana a mi “Probable parte de audífono de ipod”.

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