lunes, 24 de septiembre de 2007

San Antonio: Capitulo II




Mientras introducía la llave en el cerrojo de su casa, una sombra fue creciendo en frente de ella, una informe masa de contraste que reptaba a sus espaldas y en frente, durante su desarrollo, se movía ligeramente a un lado haciéndola testigo des sus intenciones, unas llaves caen, se detenía.


- ¡Ay Dios!... Don Atanasio, no me ande asustando así, no ve que me pongo amarilla.


- … Disculpe Rosita, vengo a advertirle.



Sentada en el piso de su opresiva salita, recargada la espalda contra este muro especialmente frió. Recibía en todo su cuerpo la luz blanca pálida del foco ahorrador de luz y su rostro casi diáfano denotaba, no miedo ni angustia, aguda preocupación.



En esta habitación con Rosa sentada ahí, el tiempo era absoluto e infinito, un parpadeo y apenas llegaba un aroma de una de las dos habitaciones en la casa, la que no era suya. No se atrevía a mirar, pero su mente se permitía soltar una lágrima por su abuela, una anciana sefardita de 104 años y Leon, su cuervo entrenado, cuyo excremento no limpiado desde hace varios días llenaba el lugar de un olor agrio y pegajoso. En otros tiempos a esta hora, la abuela, con su mal humor, su nariz de albóndiga y su carisma, llenaría a Rosa de historias inconexas de héroes y sufrimientos en pasados poliformes llenos de un orgullo que solo se puede alcanzar después de los cien y ella, en condescendiente ignorancia renegaría alegremente de Spinoza y Maimonides.



En ese cuarto ya solo hay dos cuerpos, peores que muertos. Cuatro impasibles ojos vigilantes en la oscuridad, sin conocer descanso. Pieles de cartón, huesos de yeso, pelos de paja y un corazón oscuro.



Su pulso se acelera insosteniblemente cuando se forma en su mente la imagen de lo que existe en esa pared especialmente fría, lo que se encuentra depositado en la oquedad de esa pared, especialmente fría. Sus ojos se dilatan y lucha.



En otro lugar, un hombre se quema con un té demasiado caliente, maldice.


- … Si dos piden, que Dios no lo cumpla.

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