viernes, 31 de agosto de 2007

Sin novedad

Otra de esas noches de insomnio, esta va a ser larga. Tienes que huir de tus perseguidores, latentes durante el día, aun ahora los puedes ver en la periferia de tus ojos donde en sus cornisas suceden cosas que no tienen nombre. En medio de la oscuridad total, antes de la primera gota de sudor frío, la televisión es la luz al final del túnel.

Los noticieros siempre son la mejor opción. Pequeñas sucesiones trágicas muertas sin significado un span de atención… cortos como comerciales pero sin las nauseas. Los infomerciales me otorgan una sonrisa, hasta que le ponen a un actor una bata de doctor, todavía estiran más la mano y lo ponen a hablar en inglés o, ya en un intento surrealista, en español con acento gringo falso (de día me pregunto si no habrá leyes contra la charlatanería).

… Click…

De regreso al noticiero, esta vez permito que esa voz segura, de mujer educada, me lleve por el tobogán y yo asido con fuerza al tubo de bomberos en forma de la espiral eterna de brouwer.

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