sábado, 26 de enero de 2008

Habla el Humo, Nada el Humo




Hace una semana por primera vez me prohibieron fumar adentro de un bar. Quede claro que yo sí creo en las bondades quiméricas de lugares libres de humo.

Aún así, una gota fría de sudor bajó por mi frente y un ominoso escalofrío recorrió mi espina.

No fue tan grave finalmente, me salí a las mesas de afuera.
Siento que una pesadilla se materializa, al mismo tiempo me siento mal por ser un fumador tan empedernido.

Then again… en esta vida algo absurda y tan corta, colgarme como un chango del cigarrillo debería ser lo de menos y quiero caminar por ahí como un dragón de humo.

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