martes, 8 de enero de 2008

Les pedimos su paciencia por favor.



Como en cualquier sala de espera, esto se convirtió en un desfile de modas. En una guerra descarada de seguridad y autoestimas. Algunos tratan de aseriarse como variante a su no atractivo físico. Algunos otros optan por el estilo. En un pueblo como este la mayoría de la gente no sigue las corrientes de la moda actual. Pero en lugar de que esto se convierta en un monolito a adorar, la ausencia de las imposiciones de identidad, en verdad es sólo un rezago económico latente que admira a estos, los reyes de capitalismo. Dan oportunidad de mostrar lo que tienes, que por consiguiente es lo que eres. Espero estar siendo mal interpretado.

Miro las tiendas de productos típicos, productos orgánicos y demás viandas expedidas a precios prohibitivos a los mismos familiares de los productores primarios. Es todo un volante de Fortuna. Terminé de observar a la gente que me rodeaba y que rezongaba con más ganas cada vez que algún empleado de la línea aérea anunciaba un retraso otra vez más prolongado. Algunos están dormidos en sus lugares, otros miran hacia todos lados, menos a la gente que tienen a su lado evitando una mirada o un gesto que los haga sentir en confianza de comenzar una conversación. Domina el sentimiento de superioridad . Otros pasean sin rumbo ni sentido por los diminutos pasillos de mármol. No se que buscan, en realidad hace unos minutos traté de imitarlos, no encontré el sosiego que ellos parecen encontrar. No falta quien a las nueve y media de la mañana de un día laboral busca en la demora de más de tres horas una excusa para si mismo para dejar de lado los prejuicios que le crea que la gente lo observe con su vodka tónic que rellena cada 17 minutos. Es también este cuarto un concurso de tonos de celular. Aquí mismo nos encontramos el nostálgico que hace que cuando le llegue una llamada imite el sonido de los teléfonos de los setenta, aquél que se levanta el ánimo cuando su teléfono le nombra "Amo" y le pide su atención hacia una llamada entrante, los entusiastas del género banda que hace sonar con un ámplio volumen el sonido producido por un trombón y Star Wars que está en todos los aspectos de nuestra vida se hace presente con el inigualable lenguaje de R2D2. Me pregunto, ¿cuándo surgiría la necesidad de un líder en el grupo de espera?, ¿dónde empezamos a protagonizar los cuentos de Saramago, Cortázar, Golding? ¿De qué estracto social será la persona que alce la mano para organizarnos y repartir equitativamante las botellas de licor de café?, ¿quién, por problemas médicos tendrá un mayor derecho que los demás a la última botella de Buchannan's y una bolsa de granos de café recubiertos de chocolate?

2 comentarios:

Pape dijo...

Normalment lo ideal es llevar a tu aliado de pasta y hojas en el bolsillo. Para que te llevo a otro lugar menos alarmante.
Sin duda esta cagado fantasear en todos lo experimentos posibles... ensayos y autopistas

Poncho dijo...

Nuestros abuelos esperaban el glorioso amanecer o la primera lluvia...ahora esperamos aviones, nuestra salida del periférico o que nos atienda el dentista.

Es tal nuestra necesidad que inventamos la "sala de espera" y nos condenamos a no poder hacer nada más que ser una redundancia andante y esperar en la sala...de espera.