Nos inventamos vidas eternas y reencarnaciones, cualquier artificio o sedativo para no aguantarle la mirada a lo insoportable. Arrojados desnudos a esta crueldad ciega, tan solo un estado termodinámico inestable, un aullido más en el vacío gigantesco. Me aferro al otro con locura para engañarme, un delirio de compañía.
Solo nos queda ser valientes y seguir buscando la naturaleza del universo que se nos niega.
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